Azarosos días arrastramos a cuestas. Los días parecen más oscuros que las noches de luna nueva, y esperamos la luna llena para que los lobos, insumisos luchadores y solidarias mesnadas salgan por fin. Vivimos a merced de las armas del ejército, vivimos a merced de “influencers”, y vivimos a merced de los intereses económicos y políticos de una clase dominante sin alma.
Llevamos semanas en cuarentena. Muchos se confinaron con miedo a la muerte, otros con esperanza de sobrevivir. En pleno encierro, las noticias llegadas de China, concretamente de la ciudad de Wuhan, incrementaban nuestras esperanzas… China estaba derrotando al coronavirus y levantaba la cuarentena paulatinamente. Pero los índices de la mortalidad en nuestro país son la segunda más alta del mundo, y las tasas de recuperación son las más bajas, a pesar de ello las autoridades ya ni se conduelen. Algo traman, diría la gente que sobrevive la cuarentena.
Cuando los índices de incremento de contagios, o la curva de la pandemia, como la llaman, sigue en franca escalada (primero el incremento era de uno en uno, ahora es de cien en cien), el Gobierno de Jeanine Añez decide flexibilizar la cuarentena, flexibilización que, conociendo la idiosincrasia del boliviano promedio, será un levantamiento velado de la cuarentena.
El viento corre por las calles silbando a la soledad, a la soledad de esos pocos que rompen la cuarentena, a la soledad de esos que se confinaron para protegerse y a la soledad de los que esperan por el retorno de la vida en una sala de hospital, la soledad de los que atienden a las víctimas del coronavirus. Pero ¿Que está pasando? Las redes son un verdadero campo minado por donde, si caminas sin precaución, te salpica sangre. La discusión política ha caído a tan bajo nivel que transita por las rutas del simple insulto, la mentira y la tergiversación.
Este endemoniado virus ha mostrado todas las miserias del ser humano. Los datos dicen que el virus en Bolivia tiene un índice de mortandad de 5% , por lo tanto escuchar al ministro de salud quien declara que todos nos infectaremos y lo único que el estado puede hacer es organizar los contagios para no colapsar los hospitales. Eso solo implica que también planifican para no colapsar los cementerios. Si aceptamos que todos nos infectaremos porque el virus no se ira en un mes, estamos aceptando que el 5% de nuestra población muera. ¿Entonces, de qué valió la tortura de encerrarnos por un mes?
Otro dato, el Tribunal Electoral ha propuesto un rango de fechas para realizar las elecciones presidenciales y en concordancia con eso el congreso ha aprobado una ley que le da al TSE para realizar las elecciones. Sin embargo, la presidenta de “transición” está demandando la nulidad de esa ley con el argumento de que es contraproducente para la protección de la salud. Las dudas. Si se puede flexibilizar la cuarentena para que la gente vaya a trabajar y lo transportistas empiecen a ganar, ¿por qué no se puede ir a votar? Si la presidenta no quiere elecciones mientras el coronavirus este presente, eso significa que le conviene la prolongación de las infecciones. Mientras más dure la pandemia más estará en el gobierno. ¿Qué podemos pensar entonces?
Tercero, Beni y Oruro mantuvieron un silencio epidemiológico de modo que parecían ser ejemplo mundial de disciplina en la cuarentena, pero en menos de una semana las infecciones han explotado a punto de convertirse, en el caso de Beni, en uno de los departamentos con mayor índice de infección; esto tomando en cuenta la relatividad del índice de crecimiento de la curva con la población. ¿Qué pasó? Ahora resulta que La Paz esta con un índice demasiado bajo, ¿Qué sucederá? Pies está claro que La Paz será la primera en flexibilizar la cuarentena y si el rumor de que se están ocultando datos reales de la pandemia es cierto, en dos semanas la pandemia en La Paz y Cochabamba serán incontrolables.
Así estamos, así vivimos y así moriremos. Se ha perdido el respeto por la vida, se violenta con facilidad la dignidad de las personas, a tal punto que mucha gente, supuestamente creativas y emprendedoras quieren utilizar el momento para engordar sus cuentas bancarias.
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